Experiencias iniciales: un diálogo sobre retornos territoriales

Entrevista a Fernanda Olivares Molina, presidenta de la Fundación Hach Saye, por María Jesús Gutiérrez de Val, arquitecta y fotógrafa independiente.

Como bien hemos aprendido a través de los relatos históricos: durante el s.XIX y primera mitad del s.XX el pueblo Selk’nam pasó de habitar libremente la Isla Grande de Tierra del Fuego, lugar que por milenios habían compartido con: guanacos, tuco-tucos, lengas, ñirres y por nombrar algunas especies, ha ser expulsados del archipiélago y ser perseguidos y cazados por colonizadores que habían llegado a ocupar con fines comerciales estos supuesto territorios despoblados. Es así como rápidamente la Isla Grande de Tierra del Fuego comenzó a ser violentamente despoblada de sus habitantes originales, quienes en su mayoría fueron asesinados o reubicados en las misiones salesianas, para ser repoblada por ovejas e inmigrantes europeos y chilotas. Hoy en día las nietas y nietos de les sobrevivientes de esta genocida práctica estatal han dado inicio a un arduo trabajo de reconocimiento de su cultura ancestral, sus ritos, como lo es el del Hain, que consistía el que marcaba la iniciación de los jóvenes a su etapa de adultez, teniendo que demostrar su valentía y habilidades de caza, enfrentando a los Shoort, como también la reivindicación de su forma de vida nómade y en conexión espiritual con su territorio. Resulta importante destacar las labores que han realizado estas agrupaciones, la cuales presentaron en año 2019 un proyecto que busca modificar la ley N° 19.253, la cual establece las normativas de protección, reconocimiento y fomento de las comunidades indígenas, esto con el objetivo de incorporar al pueblo Selk’nam dentro de esta, ya que actualmente el Estado chileno los reconoce como un pueblo extinto. Y aunque la Cámara de Diputados aprobó la moción para legislar esta modificación, el proyecto sigue aún en discusión y a la espera de poder dar continuidad a este proceso que es tan significativo para las agrupaciones y comunidades Selk’nam. Hoy con Ensayos tenemos el privilegio de conversar con Fernanda Olivares Molina, mujer Selk’nam, presidenta de la Fundación Hach Saye, Ingeniera en Administración Hotelera y recientemente porvenireña.

María Jesús: Quisiera partir preguntándote por tus vínculos con el pueblo Selk’nam: que nos cuentes sobre tus raíces, sobre el vínculo que tienes con tu madre, Hema’ny; ¿y cómo esto ha ido tomando relevancia y un papel cada vez más protagónico en tu vida?

Fernanda Olivares Molina: Bueno, puedo partir diciendo que desde que tengo recuerdos yo se que mi bisabuelo era el Ona de la familia; que era Selk’nam, aunque siempre fue un secreto a voces porque debido a la época (estamos hablando de mediados del siglo pasado) era vergonzoso ser indígena, por lo tanto era una historia que se tapaba, pero aún así siempre estuvo presente. De repente en conversaciones familiares, no sé, mi mamá Hema’ny, se encargaba de que nosotros supiéramos esa parte de nuestra historia. Siempre nos reforzaba, y bueno, es súper especial el vínculo, porque aunque no es un vínculo como el que podrían tener otros pueblos indígenas que no han perdido continuidad de su cultura, siempre me sentí unida en cierta parte, pero muy internamente, o sea, yo rara vez decía que era indígena en otras parte porque, primero, nunca se daba la circunstancia. No es una conversación que la gente tenga en la esquina comprando el pan, entonces de a poquito, en distintas épocas de mi vida era como: ah! me acordaba, o simplemente lo dejaba pasar.

Cuando entré a estudiar en la media y después superior estaba súper centrada en el trabajo. Estudié en un colegio técnico profesional, después empecé con las prácticas y empecé a salir de la región metropolitana, y me enfoqué en eso, en vivir el momento. Hasta que el 2015, ese año volví del norte a Santiago. Creo que pasé tres meses en Santiago y ahí empezamos a juntarnos, a reunirnos en la comunidad que se conoce hoy en día como Covadonga Ona. Ese año fue el que se creó la Corporación y desde ahí empezó un proceso un poco distinto. O sea, igual estaba presente, participando de actividades con motivos Selk’nam, pensando: soy parte de una comunidad, participo cuando puedo, participo cuando mi vivienda me lo permite, cuando mi lugar de residencia me lo permite, o desde el lado más tecnológico apoyando las actividades, pero todo desde la distancia.  Entonces no tuve esa necesidad de empezar a gritar a los cuatro vientos que soy Selk’nam.  No tenía todavía la camiseta bien puesta, o todavía no tenía ese sentimiento muy arraigado. Sabía que era parte de mi, pero no era algo que me causara motivaciones mucho más allá de lo que se necesitaba.

Hasta que por la pandemia volví a vivir a Santiago, y en ese año pasaron demasiadas cosas. La discusión de nuestro proyecto de ley pasó a la cámara de diputados, luego la aprobación en la cámara de diputados y con eso empecé a integrarme de una manera más emocional y sentimental con todo el movimiento. Con un sentimentalismo que no había sentido antes. Entonces a partir del 2020 es que yo puedo decir que empecé de lleno. Si bien es cierto que antes estaba ligada a todo, el 2020 me creció esa  necesidad de saber más, de tener más información para yo poder decir con autoridad “soy Selk’nam”. El giro que ha ocurrido a raíz de esto es drástico: cambié  de ocupación, cambié de vivienda, cambié completamente, y al mismo tiempo sigo siendo la misma, no sé.

M.J.: Sigues siendo Fernanda, claro pero  parece que asumiste de una forma más madura sr Selk’nam, sabiendo hacia dónde dirigir esa energía, hacia el reconocimiento del pueblo Selk’nam y también hacia un reconocimiento personal.

F.O.M.: Sí, yo creo que eso, puedo decir que a la Fernanda que existía antes, se agregó otro pedacito, y este pedacito súper cargado de energía y de ganas de hacer cosas, y claro, todo eso se canaliza en el trabajo que hemos estado realizando. Estoy constantemente aprendiendo nuevas habilidades que le son útiles para el realce de mi cultura. Si puedo decir que se agregó algo a mi.

M.J.: Mucho power.

F.O.M.: Siempre. (risas)

M.J.: Desde hace ya algunos años que existe la Corporación Selk’nam Chile y la Comunidad Covadonga Ona, ambos espacios de visibilización de la comunidad Selk’nam, pero el 2020 nace además la fundación Hach Saye. Como su presidenta, me gustaría que me contaras cuales son sus objetivos a corto, mediano y largo plazo.

F.O.M.: Sí, mira, la Comunidad Covadonga Ona ya tiene 6 años y nació luego de que empezamos a participar activamente en distintos eventos y actividades representando nuestro pueblo y tuvimos la necesidad de tener una personalidad jurídica. La Corporación Selk’nam Chile nació con el fin y objetivo de que la Comunidad estuviera representada en instancias donde era necesaria una personalidad jurídica, pero con el proceso de integración del pueblo Selk’nam a la ley no quedaba mucho tiempo para todo lo que tiene que ver con la cultura misma, con la educación, con el compartir los saberes. Esto estaba quedando muy de lado y había mucha gente que estaba quedando desplazada. Entonces la Fundación Hach Saye nace como en un desahogo (siempre fue un sueño de mamá tener algún tipo de organización que le permita transmitir cultura) y también para hacerse cargo de la mitad que faltaba. Como yo trabajaba en hoteles me era imposible participar de ese sueño, porque los turnos eran de seis por uno, y entre 8 y 12 horas diarias. Entonces, fue cuando tuve que parar por la pandemia que comencé un curso para hacer páginas web y dentro del curso lo que yo me propuse era hacer una página de difusión de la cultura Selk’nam, tanto de protección y conservación ambiental, como de cultura puramente Selk’nam. La página estaba destinada a ambos motivos. En conversaciones con mi mamá llegamos a la conclusión de porqué no usar la página como base para crear una la fundación que hiciera eso de verdad.

M.J.: ¿Qué significa Hach Saye?

F.O.M.: Hach Saye significa literalmente “el espacio entre un latido y otro”.  Aun partió siendo mi proyecto de curso, igual buscamos el nombre juntas  con mi mamá. Hema’ny me ayudó en el proceso de darle un nombre a la página. Lo primero fue que nos gustaba como sonaba, porque estas palabras  reflejan la brevedad de lo acontecido en Tierra del Fuego Históricamente hablando la mayoría de los pueblos tiene quinientos años para atrás desde que comenzó la colonización y para nosotros es una quinta parte. Entonces con Hach Saye lo que quisimos remarcar es que para nosotros los Selk’nam no ha sido más que un pestañazo, un lapso muy corto desde que comenzó la República . Entre un latido y otro, ahí aconteció todo lo que hoy queremos recuperar.

Yo pensé, tengo la energía, tengo las ganas, tal vez no tengo toda la expertise que se necesita, pero lo que no se sabe se aprende y qué mejor que ir aprendiendo en el camino algo que me sirve tanto. Además tengo el apoyo de mi madre. Es incondicional, para lo que necesito. La fundación es familiar. Así que puedo decir con total seguridad y tranquilidad que, aunque es un desafío bastante grande nunca he tenido que enfrentarlo sola y hay tanto ánimo y ganas de que se hagan cosas de mi parte, como del resto de la fundación, o sea, de todo el resto del equipo…

M.J.: Y que además son puras mujeres.

F.O.M.: Sí, bueno, eso no tiene nada que ver con el feminismo, pero no habían hombres interesados cuando lo hicimos.

M.J.: Pero, quizás marca un punto importante porque ustedes dentro su cosmovisión tienen una historia matriarcal súper importante en relación a la figura de los espíritus, no?

F.O.M.: Bueno, igual partamos desde la base que el patriarcado y el matriarcado son conceptos de culturas occidentales que no existían acá en Tierra del Fuego. Si bien, es cierto que los hombres hacían el trabajo más duro que era el de cazar, también tenemos por otro lado a las mujeres que cuando vivían en zonas boscosas tenían que cargar con los palos, ¿si eso no es esfuerzo físico, que es? además de tener que cargar con los niños. Entonces no era un división en cuanto a las limitaciones físicas, como generalmente se da a entender, ya que las mujeres también cazaban, los hombres también recolectaban. Por ejemplo, cuando la mujer estaba embarazada y ya estaba en las últimas, y no tenía la misma capacidad de fuerza que al principio, iba el hombre a ayudar a armar la casa, el kawi, porque la casa tenía que estar sí o sí. Entonces nos encontramos con que habían roles definidos, pero no exclusivos …

M.J.: Estaba pensando en el mito que da origen a la ceremonia del Hain, y quizás estoy metiendo las patas con esto.

F.O.M.: Es que como te digo todo lo que está en internet y lo que está disponible, es información que está interpretada dependiendo del lector. En cuanto al Hain y pienso que no es tan viable que hayan matado a todas las mujeres y hayan dejado a las puras niñas, o sea, los asesinos son puros adultos y en qué momento empieza la procreación, 10 años después, 15 años después, 20 años después. Son interrogantes que vienen después de un análisis súper profundo, después de leer un montón, y no solamente sobre este tema en la cultura Selk’nam, sino también leer un poco sobre otras historias de otros lugares del mundo, donde cada realizador visual, cada escritor y cada cineasta le da el toque que quiere…

M.J.: Y que también está permeado, como dijiste antes, de la cultura occidental y de visión que hemos construido para aproximarnos a esas historias, que igual es parte de una mitología, donde no sabría decirte si es real o no, si sucedió como cuenta el relato.

F.O.M.: Claro, es que todo depende de cómo se vea, porque hay muchas cosas que lo más probable es que hayan sucedido pero se cuentan de una forma que hacen parecer que no, y si nos vamos a buscar el punto en común de las culturas indígenas hay muchos y esta idea de la creación del mundo es bastante común en muchas culturas indígenas alrededor del mundo. Entonces, hasta que punto son mitos y hasta que punto son verdad, no lo sé, yo creo que da para una investigación bien acabada, tal vez con especialidades que haya que inventar para para poder investigar…

M.J.: Y entender las cosas no solo bajo un lente, sino que existen varias aristas y formas para aproximarse a esas historias, ya que lamentablemente casi siempre está regida por la visión que tiene la academia europea que nos ha colonizado…

F.O.M.: Sí, exacto. Igual en estos pocos años hemos podido cambiar la visión de la academia occidental. Ya no veo imposible la meta.

M.J.: Y desde la perspectiva territorial, ¿cómo ha sido para ti encontrarte con tu territorio ancestral? ¿qué sentiste la primera vez que visitaste la isla y qué significa ahora para ti poder habitarlo, estar viviendo en Porvenir, poder recorrer Magallanes? No sé si habías ido antes de este cambio casa, de trabajo y de vida que te llevó a Tierra del Fuego.

F.O.M.: Había visitado Porvenir, pero recién en enero de este año. Vine por cinco días de vacaciones con mi mamá, y , así que igual, aunque podría pensarse que fue poco tiempo pasaron hartas cosas y lo único que puedo decir es que me cambió drásticamente.  Antes, yo quería mudarme a Tierra del Fuego y después de ese viaje yo necesité mudarme a la isla. Lo único que me freno fue que yo tenía que hacer unos trámites en Santiago y que no podía hacer desde acá, sino me hubiera quedado esa primera vez, eso fue lo único que me retrasó con la mudanza pero estar acá, la verdad, es que se siente bastante natural. Desde que terminé de estudiar, yo siempre me he tomado la libertad de mudarme donde se me antojara, no tengo ese arraigo a una casa o al barrio, y a las cosas que finalmente te van atrapando en un lugar. Me daban las Olguitas Marinas y me iba no más…

(Risas)

M.J.: Así es como estuviste trabajando en Torres del Paine, que bueno entendido en distancias magallánicas, es al lado, pero en verdad no es tan al lado de Tierra del Fuego, son igual su horas.

F.O.M.: Claro, de Torres del Paine para acá, son cinco horas hasta Punta Arenas, más dos hasta acá, claro son siete horas de distancia.

M.J.: ¿y nunca dijiste: me voy a escapar a Tierra del Fuego, estando tan cerca?

F.O.M.: Yo creo que me jugaron varias cosas en contra. Primero la ignorancia, yo no sabía la verdad cómo era Tierra del Fuego. No sabía si, por ejemplo, si yo no tenía carpa me podía venir, no sabía cómo era el desarrollo de la ciudad, no sabía nada al respecto. Eso fue por un lado un tema, y otro tema fue que trabajaba por roles, lo que significa que tenía cuatro días de descanso. Pero volviendo al tema de la ignorancia, yo no sabía cómo cruzar a la isla en esa época, si bien estamos hablando del año 2013 y el uso de internet ya era como lo es hoy, de todas formas, yo era más chica y no me atrevía a hacer tantas cosas (a pesar que me atrevía a mudarme de un extremo al otro del país sola, había otras cosas en las que tenía ciertas limitaciones). He llegado a la conclusión, después de analizarlo, porque si estuve dos veces aquí al lado ¿por qué no vine?, y creo que la respuesta es que no era el momento. Creo que cada cosa se va dando cuando tiene que ser. En ese momento no sé si hubiese afrontado Tierra del Fuego como lo afronté ahora que tengo un conocimiento un poco más profundo sobre la cultura y sobre mi misma. Así que bueno, estuve dos veces, 2018 y 2013, y en ninguna de las dos ocasiones me dio para venir. Pero ahora que estoy acá se siente natural. Por eso mismo que estoy acostumbrada y pesco mi mochila y me voy no más, en otro sentido, me sentí súper bienvenida en la comuna. Yo no soy muy amiguera, pero la gente con la que me he relacionado me ha recibido súper bien…

M.J.: Eso tienen los magallánicos, que son súper cálidos.

F.O.M.: Súper, demasiado a veces (risas).

Pero también siento como una responsabilidad a veces, hay sensaciones, hay sentimientos, hay de repente emociones que yo no puedo comprender o que yo no puedo expresar verbalmente, y tampoco he logrado canalizar mucho. Pero yo creo que, en resumidas cuentas, es lo mejor que pude haber hecho venirme para acá, y bueno desde acá no más se abre otra trinchera con distintos flancos…

M.J.: Claro, estando ahí mismo, empieza todo un tema de exploración del territorio, no se si has tenido la oportunidad, a pesar de la pandemia y las cuarentenas, de recorrer Tierra del Fuego, que también es súper diferente de norte a sur, el lado chileno del lado argentino, está también la comunidad que vive en el lago… no quiero decir Fagnano…

F.O.M.: el lago Kami…

M.J.: Si, es que el otro día leí, en el último libro de Marchante, una forma diferente de llamar al lago, el autor anuncia al inicio del libro que usará los topónimos originales para referirse a los lugares que va mencionando, y habla que el lago Kami no se llama así en lengua Selk’nam, que realmente se llama Kakenchow y que significa ‘agua grande’, y que es el nombre indígena correcto según la escritora Selk’nam Margarita Maldonado.

F.O.M.: Bueno, ella ha hecho un trabajo importante a nivel cultural, desde hace bastantes años…

M.J.: … volviendo a lo que te iba a decir, que me estaba yendo por la tangente, que ahí en el lago, también existe una comunidad Selk’nam que trabaja, creo que están en Tolhuin o cerca de la ciudad de Tolhuin?

F.O.M.: Puede ser, yo la verdad en Argentina solo conozco a la Comunidad Rafaela Ishton, ellos están en Ushuaia si no me equivoco, pero puede pasar lo mismo que en nuestra Comunidad, que aunque la Comunidad Covadonga Ona tenga los cuarteles principales en Santiago, cuando yo estaba en San Pedro de Atacama o en Rapa Nui o en Torres del Paine aun así seguía siendo parte de la Comunidad y seguía trabajando por ella, y con la comunidad en Argentina tal vez sucede lo mismo.

M.J.: Volviendo a la pregunta, ¿has tenido la oportunidad de adentrarte en el territorio y conocerlo?

F.O.M.: Sí, pero tal vez no tanto como quisiera, aunque bastante considerando las cuarentenas.

M.J.: ¿Has tenido la posibilidad de ir a Karukinka, a Yendegaia o a Caleta María?

F.O.M.: No, tan lejos no he llegado. A Yendegaia cero posibilidad. Si pasé por fuera de Karukinka, llegué hasta la zona boscosa, a siete curvas del lago Kami, puro conociendo la verdad, por las ganas de salir. Por aquí, más cerca de Porvenir también he conocido harto.  He ido harto a las lagunas, cerca tengo la Laguna de los Estromatolitos, e ido hartas veces.  Me he pegado el pique en bicicleta, así que he tenido la oportunidad de recorrer de distintas formas, caminando, escalando (no profesionalmente, ni con equipo ni nada, muy como cabra), en bicicleta y en auto. Todavía me falta un montón, pero de a poquito, o sea, a cada lugar tengo que ir tomándole la mano de a poquito, e igual como te digo, son hartas cosas que se vienen cada vez que conozco un lugar nuevo. Hay muchos lugares que están cargados, podría decirse. Hay muchos lugares que están cargados de mucha felicidad, otros con curiosidad, otros con mucho dolor, y cada lugar merece su propio tiempo. Así que yo creo que de alguna forma he podido ir adentrándome en la medida justa en la Isla.

M.J.: Además que Tierra del Fuego es tan grande, y como dices tu, tan cargado de distintas cosas que están ahí, y como dice el nombre de la fundación, fue hace tan poco tiempo todo lo que sucedió en la Isla provocado por la colonización, y como esas historias cambiaron la ocupación que tenían de la Isla. Realmente fue hace un pestañeo.

F.O.M.: Fue hace nada, y a eso hay que sumarle que no es solamente la carga del pasado. Con cada persona nueva que va llegando se suman emociones nuevas, quizás yo misma estoy dejando huellas por ahí. Entonces además de sumarle a todos los miles de años anteriores los 130 – 140 años que han pasado desde el inicio de la colonización (que para bien como para mal dejaron huellas), el presente. Debemos entenderlo como un todo, es harta cosa. Por un lado es una responsabilidad súper pesada y por otro lado una tranquilidad que aunque sea con la mitad de un granito de arena que una puede aportar, es algo que se está aportando por la causa, y así abrir la puertecita para que llegue más gente que pueda aportar.

M.J.: Creo que eso es lo importante también, como decías tu, todo que significa difundir, entregar nueva documentación, poder hacer un cambio en la historiografía y desde donde se estudia la historia del pueblo Selk’nam, poder cambiarlo desde la acción.

F.O.M.: Me gusta pensar que cada aporte cuenta, y eso lo yo siempre le dice a la gente: “ya, pero por más chiquitito que sea el aporte, siempre cuenta.” Pero también me agrada poder mirarme al espejo y poder decir:  “aunque sea chiquitito, todo suma.”  Así que estoy feliz, estoy como persona natural, estoy como fundación, estoy como comunidad acá y en algún punto cuando logro juntar todos en un solo día es bastante satisfactorio.

M.J.: Dentro de la descripción de la fundación hablan sobre la protección del territorio, algo que resulta fundamental hoy en día y que parece debiese ser el punto de inicio de nuestra futura Constitución. A propósito de lo mismo, hace un par semanas, en el marco de la presentación del libro “Paisajes Ancestrales del Fin de Mundo”,  tu madre, Hema’ny dijo: “Necesitamos un territorio sano y protegido,” haciendo referencia al archipiélago de Tierra del Fuego, y desde ese punto me gustaría que nos contaras, ¿Cuáles son los caminos que ustedes como fundación, tu como presidenta de ésta y como mujer Selk’nam quieren seguir para proteger el territorio que les pertenece?

F.O.M.: Lo primero que estamos haciendo es auto educarnos a nivel de equipo y a nivel personal. Una no se puede enfrascar en un trabajo de lleno, si no es consciente de que es lo que se está haciendo. Nos hemos dedicado bastante a estudiar el tema. Estamos súper enfocadas en el tema de las turberas; participamos en el Seminario de Turberas de la Patagonia, que se hizo a principios de junio, y ahora estamos dándole a full con la autoeducación. Preparando material para los meses que vienen para crear consciencia y en lo posible llegar a incidir en políticas de protección y conservación.

M.J.: Claro, trabajando con WCS y con Ensayos…

F.O.M.: Ha sido fundacional el tema ambiental y la protección del territorio. Es uno de los puntos que tenemos en estos momentos más a la vista; como te digo tanto en aprender nosotras mismas de que se trata, aunque no se si a nivel científico, porque para eso hay que tener una preparación académica bastante fuerte, pero si entender por lo menos la globalidad y algunas particularidades para poder transmitirlo.  Para lograr tener incidencia en distintas propuestas que van a venir a futuro. También preparando materiales, justamente para difundir sobre las turberas. Otro tema que también está en carpeta es el tema de la deforestación y las amenazas ecosistémicas, como es el castor, que está en el top cinco de los problemas y que vamos a tener pronto que accionar al respecto.

M.J.: Volviendo a un tema  relaciónado al libro de Alonso Marchante que mencioné antes, dentro de todos los naturalistas que llegaron el s.XIX a explorar y trabajar en Tierra del Fuego y a realizar estudios antropométricos de los Selk’nam, muchos hablaban sobre que el territorio legalmente debía pertenecer a la comunidades indígenas.  Es una visión muy occidental, no? La de entender la división del territorio así? ¿Ustedes tienen contemplada la idea de pedir que se devuelva el territorio a la comunidad Selk’nam como los verdaderos herederos de  esos territorios y quitárselo a quienes se los han apropiado para la industria de explotación ovina? Que todos sabemos que han sido estas grandes familias Magallánicas.

F.O.M.: El tema de propiedad del territorio ni si quiera es un problema culturalmente hablando, antiguamente se respetaban los límites -hasta este árbol es de mi familia, nosotros cazamos hasta acá y de ese árbol en adelante es tu territorio, y hasta tal lago – se respetaban estos tratos de palabra y no se cuestionaban. En la actualidad, la verdad, es que, es bastante complejo pensar de forma occidental que se devuelven las tierras a los indígenas, porque la cantidad de gente que vive, historias que han transcurrido, dueños que han pasado, la genta ya hizo su vida acá y hay gente que no tiene la culpa de lo que se hizo hace 150 años. Por lo mismo, yo creo que el tema del territorio es un tema se tendrá que desarmar la madeja cuando llegue el momento, pero pensarlo desde antes es hacerse un caldo de cabeza innecesario, porque bueno, según la ley cuando se reconoce un pueblo indígena hay que entregarles tierras. Si va a ser así bien y si no bien también. Hemos sido perfectamente capaces de seguir nuestras vidas sin que nos den nada y si eso no cambia bien también. Yo fui capaz de venirme hasta acá y no necesite que nadie me regalara nada, entonces…nuestra política de trabajo es paso por paso.

M.J.: Por iniciativa propia

F.O.M.: Claro y así ha sido siempre. Ahí tiene que ver mucho lo que hablábamos antes sobre como ha influido en esto la cultura occidental, porque hay mucha gente que nos atacan en redes sociales, diciendo: “La media bolsa de plata que tiene que haber detrás de ese reconocimiento que exigue la Corporación Selk’nam Chile,” Nosotros no estamos pidiendo nada más que agreguen  “Pueblo Selk’nam” a la ley indígena, nada más.

M.J.: En relación a la pregunta anterior, quiero rescatar algo de la socióloga andina Silvia Rivera Cusicanqui, quien señala qué “El proyecto de modernidad indígena podrá aflorar desde el presente, en una espiral cuyo movimiento es un continuo retroalimentarse del pasado sobre el futuro” (2010). Haciendo alusión a que lxs sujetxs indígenas viven en el presente y no solo en el lugar al cual se los ha relegado desde la historiografía, pero también entendiendo que como la concepción de tiempo indígena no es lineal, vuelve al pasado, para situarse en el presente y mirar al futuro, ¿Cómo ha sido para ti identificarte con ser indígena, pero también ser una mujer contemporánea y que a veces la historia pareciera no dejar que se mezclen?

F.O.M: La forma en que vivían los ancestros, es la forma en la que nosotros queremos llegar a vivir ahora. Todos los movimientos revolucionarios, ambientalistas, económicos, todos están apuntando a una forma de vivir que si nos vamos a los libros de historia se relaciona con cómo lo hacían las culturas ancestrales, no solamente por el pueblo Selk’nam. Yo hablo desde ahí porque lo tengo cerca, pero desde ese punto de vista, de cierta forma aprendiendo ahora literariamente del pasado, puedo decir que el presente no lo he vivido tan lejano a eso y en el futuro espero sea cada vez mas parecida al pasado, porque es una forma súper sustentable de vivir, respetuosa. En el fondo es una sociedad que está súper bien armada, que si bien es cierto que siempre hay problemas, porque es algo inherente a la humanidad, nunca hubieron guerras por disputas de territorio. Entonces, yo creo que volver a lo esencial, a lo que es necesario para vivir es un bonito desafío a nivel macro. Ahora con respecto a la conceptualización que se tiene de mi pueblo es un poco ofensiva, porque se asume que tiene que  a la antigu, ser así – si el libro dice tal cosa y tu no eres así, por lo tanto tu no eres…

M.J.: Es muy categórico…

F.O.M: Sí. Qué tiene de malo que yo tenga un computador? Qué tenga un teléfono inteligente y que sea indígena? Yo por ejemplo, aquí te puedo decir -claro, yo no soy cazadora, no me gusta la sangre- pero igual es un tema que he tenido que enfrentar aquí y alguna vueltas le he dado. Pero si ando por ahí caminando en el cerro me agacho y como la chaura, esos frutitos rojitos. He ido a mariscar, he hecho cosas que se hacían antes, y que eran súper naturales y que en cierta forma siempre las he hecho, no se han dejado de hacer! Siempre las tuve conmigo, siempre andaba recogiendo conchitas o plumitas, o si encuentro un arbusto que tiene bayitas las pruebo, a menos que alguien me diga que son venenosas. Cuando viví en Rapa-nui me encantaba ir a pescar; era pesca de roca, no era como que me fuera al agua a tirar redes pero son cosas y formas que siempre han estado, y que ahora haciéndolas acá he podido entender que no solo son divertidas. Cuando se lo cuento a mi mamá o a mi comunidad me dicen, “eso es lo hacían nuestros ancestros, ahí mismo.”

M.J.: Vas haciendo una resignificación y adquiere una lectura distinta, muy ligada al territorio y a tu historia.

Siguiendo con lo mismo te quiero hacer una pregunta más para ahondar en lago que ya hablamos: ¿Qué es lo que se viene o los pasos a seguir que tienen ustedes como fundación y como comunidad?

F.O.M: Yo creo que lo pasitos que siguen son: primero, el que nunca termina, seguir aprendiendo. Como te dije estamos muy avocadas al tema de las turbera, al tema de educar al respecto para llegar a la acción. En temas de educación cultural, con la fundación estamos preparando mucho material. Junio fue un mes bastante movido por ser el mes de los pueblos originarios. Estuvimos en charlas y entrevistas en colegios. Es gratificante que nos busquen por que muestra que estamos haciendo bien la pega, pero también  si nos buscan es porque los docentes están buscando cambiar su forma de pensar y aunque no esté incorporada en la malla curricular nuestra cultura, ellos están buscando cambiar esta parte.

Por otro lado, y de forma más personal, a corto plazo, antes que termine este año, la idea es tener una página dentro del sitio de la fundación que sea exclusivamente para el material educativo.  Para que el profesor que lo requiera lo tenga disponible. Porque hay mucha información en los libros, alguna está bien, otras no tanto, otras están completamente equivocadas, entonces desde la propia comunidad y la fundación queremos compartir nuestra visión. Aunque suene cliché, los niños si son el futuro, y por eso estamos abordando a un público objetivo que va a terminar conformando toda la sociedad, porque los niños comparten la información en la casa, con los papás, las mamás, con los tíos, lo hermanos, con quien vivan, compartiendo la curiosidad.

En tema internos de la fundación, ayudar en todo lo que se pueda desde la fundación a la comunidad, para que todos tengan acceso al conocimiento, por lo menos el más básico. Para que el ser Selk’nam sea una opción, un derecho, pero no una obligación y no porque tu abuelo o tu tatarabuelo era Selk’nam, tu tienes que sentirte y reconocerte como tal, pero si que la gente pueda elegir su identidad de una forma informada.

M.J.: Que importante es eso que mencionas y que puedan tener esas herramientas. Es algo que he hablado con una amiga nortina, sobre cómo se va construyendo este relato, porque, muchas veces ese relato y esa línea hereditaria se construye desde la oralidad por la falta de registros, y que muchas veces solo son recuerdos familiares, porque que  importante es poder trazar esa línea familiar y todo dentro de un proceso de auto reconocimiento como sujetos indígenas y en este caso particular, como Selk’nam.

F.O.M: Es eso y también hay muchas personas que lo que encuentran no es solo un linaje o una opción de identificación, sino que también realmente a su familia, porque estamos hablando de niños robados y adoptados ilegalmente, y hay muchos que ya murieron y que nunca supieron que eran adoptados. Es súper profundo el tema, porque no solo es el que puedan decir – “conocí la cultura, conocí los rasgos culturales y me gusta, quiero identificarme con ellos”- o -”sabes que en verdad no me llama la atención, elijo seguir identificándome como chilena o chileno”-,  ambas opciones están súper bien, pero también hay una tercera patita que es la de las personas que encuentran a su familias reales.

M.J: Y considerando que es un tema que está sobre la palestra en estos momentos, sobre todo con lo que pasó en Canadá, la desaparición y rapto de niños de las comunidades, como se empiezan a ver estas líneas comunes sobre esta forma que tenia de funcionar el colonizador sobre los pueblos, y que esas formas eran replicadas desde el extremo austral con los Yaganes y como lo hacían en el otro extremo en Canadá.

F.O.M: Si una empieza a investigar un poco más, yo no he hecho el ejercicio, pero lo más probable es que incluso sean por las mismas congragaciones y coronas, al final eran los mismos los que financiabas esas misiones colonizadoras, y el accionar, lógicamente, va a ser el mismo desde ese punto de vista, porque al final son las mismas personas, de la misma época y que llegaban con la misma misión, evangelizar.

M.J.: Y como a unos les tocaba en el norte a otros les tocaba en el sur, pero el fin último era el mismo…

F.O.M: Claro, sumar tierras a la corona… terrible!

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